REFLEXIONANDO SOBRE UNA BUENA MAESTRA
El quehacer docente es sin duda un gran
privilegio, unido a una enorme responsabilidad. Al reflexionar sobre mi trabajo
seguido viene a mi memoria la influencia de “Mi Profesora Panchita”. Lamento no recordar su nombre completo para
dar un justo reconocimiento a su labor. Era la profe Francisca, de la Primaria
Centro Escolar Revolución en la ciudad de Mexicali, B. C. profesora
del 2° grado vespertino.
Profesora por vocación, inspirada en la antigua escuela de los años 40 o antes, ya era
una persona mayor, de pocas palabras, mirada firme recuerdo que nos guiaba con
movimientos de cabeza, era una mezcla de ser estricta y un buen corazón; ella no te perdonaba por nada unas uñas sucias
o un cabello mal peinado, que tenía un rotundo no a las faltas de ortografía, no pasabas
de grado si no sabías las tablas de multiplicar, operaciones básicas y tenías
una lectura fluida y entonada, no se conocía el concepto de transversalidad,
pero era ahí en su aula, donde aprendías a contar en la clase de historia y
practicabas la escritura con narraciones de los héroes nacionales o escribiendo
ciudades y capitales, donde se trabajaban muchas actividades manuales,
carpintería, costura, bordado, donde elaborábamos muñecas de trapo, o valeros
con latas vacías de salsa de tomate, aprendíamos a hacer nuestros papalotes o
resorteras, salías a recoger
piedras, hojas de los árboles, ramitas, te pedía frijoles… lo que fuera pero te
enseñaba a contar jugando, había competencias con las tablas de multiplicar,
con divisiones, tenías que participar en tablas gimnasticas, y elegir un
deporte y siempre había una poesía coral o un pequeño drama para el día de las
madres sin contar en que todo el grupo debía estar entonado para cantar las
mañanitas. En aquel entonces una niña de 7 años no entendía de términos o
conceptos hoy puedo ver que promovía un desarrollo integral, que trasmitía
muchos conocimientos con actividades lúdicas, que te ayudaba a desarrollar
habilidades para la vida, a tomar decisiones, y crear un pensamiento complejo,
que te evaluaba de manera sumativa y formativa, que no tenía necesidad de USAER
porque cuando alguien parecía llegar a su límite, ella Mi Maestra ponía
su mano sobre la cabeza de aquel alumno y en silencio lo llevaba hasta su
escritorio y trabajaba individualmente, se cercioraba de que entendiera, luego
con una débil sonrisa y una palmadita en el hombro te regresaba a tu lugar. Por esos
y muchos otros recuerdos, por esa base firme que me ha permitido
desarrollarme personal y profesionalmente, se afirma en mí, el deseo de brindar
una atención consciente y organizada, holística y constante, ¿dónde me veo en
un futuro?, no solo en diez años, sino espero que en el resto de mi vida,
comprometida con la niñez, buscando mantener una práctica acorde a las
necesidades de mis alumnos, capacitándome, aplicando los conocimientos y estrategias que permitan a cada estudiante
acceder al conocimiento y desarrollar habilidades y competencias que le
permitan acceder a una vida personal y social fructífera.
Aprovechando
los primeros años de la vida de los alumnos, ese cuadernito en blanco que
inicia su aprendizaje, esos tiernos o bulliciosos momentos que hacen el día a
día. Un buen maestro, una buena atención hacen a corta edad una gran diferencia
que marca la vida para siempre.
Me veo luchando por imitar a quien en verdad
puedo llamar una maestra, Mi Maestra Panchita.
Hola que tal, me dirijo a usted para hacerle llegar mi comentario de su E- portafolio.
ResponderBorrarSu trabajo está muy bien elaborado la felicito. Una muy bonita reflexión, que agradable recuerdo tiene de su maestra también que bueno que haya querido seguir su ejemplo.
Solo dos cosas:
Tiene un pequeño error gramatical en una de las preguntas de su reflexión y también no pude entrar a sus producciones y a la de sus alumnos. Pero fuera de eso tiene un muy buen trabajo.
Gracias por su opinión y atención a mi trabajo, corregiré ese detalle y seguiré esforzándome por mejorar. Los mejores deseos en esta etapa de superación. De nuevo gracias
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